Tres cuentos para el silencio
El catequista de las nubes
Un joven le dijo a su catequista que había dejado de creer en Dios porque no lo veía.
Entonces, el santo catequista aprovechando el día nublado, le preguntó al insensato (El insensato dijo en su corazón: "No hay Dios". Salmo 14, 1):
-¿Podés ver al hermano Sol?
-No, contestó a secas, algo distraído por el viento.
-¿Por qué?
-Porque las nubes lo tapan.
Viendo que el joven ya se acercaba a la comprensión, con los ojos llenos de bondad el catequista volvió a preguntar:
-¿Y por qué podés ver las nubes?
-Por el Sol, respondió el joven con voz suave.
Ciertamente, amigo, sin luz no veríamos nada. Pero es tan humilde la Luz que no mostrándose a sí misma, sin embargo, muestra todo lo demás.
Todo está unido
Un niño había escuchado que el cielo y la tierra eran dos cosas completamente diferentes y desconectadas. Y que la verdad nada tenía que ver con el amor.
Pero dirigiendo la mirada hacia una ranita verde -tan suave y brillante que parecía ser el mismo espíritu del amazonas-, vio que ella se dirigía a un limpio charquito. Dio un brinco, y su pecho con el rostro del agua dijeron al mismo tiempo: plup.
Jamás hubiera escuchado plup si la rana no se hubiera encontrado con el agua en el charquito. Jamás hubiera sabido de dónde venía el plup si no hubiera dirigido la mirada hacia aquella ranita verde. Pero, ¿por qué miró hacia ese lado y no hacia otro? Ese es, amiga, otro cuento.
Sólo existe una búsqueda
Un campesino filósofo buscaba por la ciudad a su burro. Preguntaba a todo el mundo por su burro, si alguien lo había visto, pero nadie le escuchaba. De repente, un niño, de estos que siempre están dispuestos a la risa se le acerca y le dice:
-Pero Señor, usted está sobre su burro. ¿No se dio cuenta?
El campesino bajó la cabeza, miró al niño y luego al burro. Entonces dijo a modo de agradecimiento y de excusa por su santo extravío:
-Es que estaba buscando a Dios.
-¿Y lo encontró?, preguntó el niño con los ojos bien abiertos.
Se miraron fijamente, se rieron y se despidieron. Se cuenta que 80 años después se encontraron en el cielo y que volvieron a reírse. Esta vez, delante de Él.
Dios es como el burro, de una manera sí pero no de otra. Si encontramos a Dios, encontramos al Burro; si encontramos al Burro, no encontramos a Dios.
15 de Agosto del año del Señor de 2018, Fiesta de la Asunción de la Virgen María al Cielo. Earth and Heaven are One.
Un joven le dijo a su catequista que había dejado de creer en Dios porque no lo veía.
Entonces, el santo catequista aprovechando el día nublado, le preguntó al insensato (El insensato dijo en su corazón: "No hay Dios". Salmo 14, 1):
-¿Podés ver al hermano Sol?
-No, contestó a secas, algo distraído por el viento.
-¿Por qué?
-Porque las nubes lo tapan.
Viendo que el joven ya se acercaba a la comprensión, con los ojos llenos de bondad el catequista volvió a preguntar:
-¿Y por qué podés ver las nubes?
-Por el Sol, respondió el joven con voz suave.
Ciertamente, amigo, sin luz no veríamos nada. Pero es tan humilde la Luz que no mostrándose a sí misma, sin embargo, muestra todo lo demás.
Todo está unido
Un niño había escuchado que el cielo y la tierra eran dos cosas completamente diferentes y desconectadas. Y que la verdad nada tenía que ver con el amor.
Pero dirigiendo la mirada hacia una ranita verde -tan suave y brillante que parecía ser el mismo espíritu del amazonas-, vio que ella se dirigía a un limpio charquito. Dio un brinco, y su pecho con el rostro del agua dijeron al mismo tiempo: plup.
Jamás hubiera escuchado plup si la rana no se hubiera encontrado con el agua en el charquito. Jamás hubiera sabido de dónde venía el plup si no hubiera dirigido la mirada hacia aquella ranita verde. Pero, ¿por qué miró hacia ese lado y no hacia otro? Ese es, amiga, otro cuento.
Sólo existe una búsqueda
Un campesino filósofo buscaba por la ciudad a su burro. Preguntaba a todo el mundo por su burro, si alguien lo había visto, pero nadie le escuchaba. De repente, un niño, de estos que siempre están dispuestos a la risa se le acerca y le dice:
-Pero Señor, usted está sobre su burro. ¿No se dio cuenta?
El campesino bajó la cabeza, miró al niño y luego al burro. Entonces dijo a modo de agradecimiento y de excusa por su santo extravío:
-Es que estaba buscando a Dios.
-¿Y lo encontró?, preguntó el niño con los ojos bien abiertos.
Se miraron fijamente, se rieron y se despidieron. Se cuenta que 80 años después se encontraron en el cielo y que volvieron a reírse. Esta vez, delante de Él.
Dios es como el burro, de una manera sí pero no de otra. Si encontramos a Dios, encontramos al Burro; si encontramos al Burro, no encontramos a Dios.
15 de Agosto del año del Señor de 2018, Fiesta de la Asunción de la Virgen María al Cielo. Earth and Heaven are One.
Para mis amigos en el Espíritu Santo.
ResponderEliminar"Si encontramos a Dios, encontramos al Burro; si encontramos al Burro, no encontramos a Dios." en la historia anterior , como fue el encuentro de Dios , al encontrar al niño? al encontrar al burro ? un poco de explicación por favor para un principiante de estos caminos...
ResponderEliminarPuedes enamorarte de una mujer, pero eso no significa que ames a Dios totalmente. Pero si amas a Dios, entonces no solo amas a tu mujer, amas también a todos los seres con el mismo amor de Dios. La condición para amarlo todo es amar a Dios.
EliminarSaludos colega.
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