La Condición humana según Thomas Keating
¿Dónde estás? Esta es una de las grandes preguntas de todos los tiempos, y el núcleo de la primera mitad del camino espiritual.
Los estudiosos y los lectores de la Biblia recordarán que ésta es la pregunta que Dios hace a Adán y Eva, en el capítulo 3 del Génesis, cuando se esconden entre los arbustos tras haberle desobedecido. Él los llamó y les dijo: “Adán ¿dónde estás?”. Estaban escondidos entre los árboles, y Dios los buscaba. Adán respondió: “Oímos tu voz, y tuvimos vergüenza, porque estamos desnudos”. Y Dios preguntó: “Cómo supisteis que estabais desnudos?”.
Esta preciosa narración no se refiere sólo a Adán y Eva. Tiene mucho que ver con nosotros, pues en ella se nos revela dónde estamos. La misma pregunta se dirige a cada generación, a cada época, a cada persona. En cada momento de nuestra vida Dios nos pregunta: “¿Dónde estás? ¿Por qué te escondes?”.
Todas las cuestiones fundamentales para la felicidad humana surgen cuando nos hacemos a nosotros mismo esta insoportable pregunta: ¿Dónde estoy? ¿Dónde estoy en relación con Dios, conmigo mismo y con los demás? Estas son las preguntas básicas de la vida humana.
Si respondemos honestamente, hemos empezado la búsqueda espiritual de Dios, que es también la búsqueda de nosotros mismos. Dios nos pide que afrontemos la condición humana, que salgamos de entre los árboles a la plena luz de la intimidad con él. Este era el estado de Adán y Eva antes de su desobediencia. Cuando se dieron cuenta de la pérdida de la intimidad con Dios, se dirigieron hacia el bosque. Tuvieron que esconderse de Dios porque la pérdida de la intimidad y de la unión con él de la que habían disfrutado en el paraíso les hacía sufrir.
A veces ayuda recordar un relato de otra tradición espiritual. Yuxtaponiendo ambas narraciones podemos encontrar una nueva luz. El siguiente cuento sufí habla también de la condición humana. Dice así:
Un maestro sufí había perdido la llave de su casa y la buscaba en el césped que estaba delante de la puerta. Se puso a cuatro patas y empezó a deslizar los dedos entre las briznas de la hierba. Algunos discípulos pasaron por allí y le preguntaron: “Maestro ¿qué haces?”. Él contestó: “He perdido la llave de mi casa”. Dijeron: “¿Quieres que te ayudemos?”. Respondió: “Por supuesto, os lo agradeceré”. Y se pusieron a cuatro patas a buscar entre la hierba. Cuando empezó a hacer calor, uno de los discípulos más inteligentes preguntó: “Maestro, ¿tienes idea de dónde has perdido la llave?”. El maestro respondió: “Sí. La he perdido dentro de la casa”. A lo cual dijeron ellos: “Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí afuera?”. Y él contestó: “Es que aquí hay más luz”.
Hemos perdido la llave de nuestra casa. Ya no seguimos viviendo en ella. No experimentamos la inhabitación divina. No vivimos la intimidad con Dios que Adán y Eva disfrutaron en el paraíso y de que gozaba el maestro sufí antes de perder la llave.
En este cuento, la casa representa la felicidad, que es la intimidad con Dios, la experiencia de su presencia amorosa. Sin esta experiencia apenas hay nada que funcione; con ella, casi todo marcha bien.
Esta es la condición humana, estar sin la verdadera fuente de felicidad, que es la experiencia de la presencia de Dios, y haber perdido la llave de la felicidad, que es la dimensión contemplativa de la vida, el camino hacia el gozo y la consciencia de la presencia de Dios. Buscamos desesperadamente la felicidad donde no podemos encontrarla. La llave no está en el césped, la hemos perdido dentro de nosotros mismos. Y ahí es donde tenemos que buscarla.
La principal característica de la condición humana es que todo el mundo busca la llave y nadie sabe dónde encontrarla. La condición humana es, pues, tremendamente patética. Si alguien necesita ayuda para buscar la llave donde no está, seguramente la conseguirá, porque todo el mundo busca la llave en el sitio equivocado: donde hay más luz, más placer, más seguridad, más poder, más aceptación por parte de los demás. Somos solidarios en una búsqueda en la que no tenemos ninguna posibilidad de encontrar lo que estamos buscando.
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